Pasaron
los meses y la vida de entrenamiento comenzó a convertirse en algo molesto para
mí, que solo acostumbraba a vivir dentro de mi hogar, pero me daba cuenta que
ahora carecía de uno. Pero por otro lado era muy emocionante esto de estar
aprendiendo una profesión ¿profesión es el prepararse para una guerra? Y es que
cuando se es joven la emoción de la aventura y las armas nos atrae y mucho mas
a una persona que parecía recuperarse del miedo a tratar a los demás.
Aun recuerdo cuando nos entrenaban en el uso de esas básicas herramientas
motrices como las elevadoras, armas modernísimas, comunicadores holográficos de
última gneración, recuerdo uno que al rodearte la señal provocaba una sensación
de estar elevándote en el aire, además aprendí algo increíble: a conducir un
vehículo elevador. Era uno de los pequeños, con capacidad para 5 personas, su
elevación máxima era de 50 metros. Mas tarde cavilaba que jamás en mi vida
habría aprendido a usar esto si hubiera seguido encerrado en mi casa. Pero
había una máquina que siempre me atrajo, aunque era del tipo antiguo:
motocicleta. Esta era el único vehículo con tracción a tierra que aun me agrada
, aunque a esta edad ya me cuesta maniobrar una con tanta habilidad.
Un día
fuimos enviados a un campamento donde recibiríamos instrucción en asuntos de
campaña, combate y uso con armas cargadas con munición real. Esas armas
novísimas ya expliqué antes lo peligrosas que eran debido a ser tan nueva para
los de mi generación su uso.
A
cargo del lugar habían suboficiales, tropa, pero el encargado era un coronel de
unos 45 años. Había estado en el exterior varios tiempos y por una extraña
razón fue enviado a este lugar como un simple instructor, algo inhabitual para
su hoja de servicios. Como es habitual en su profesión comenzó con la sarta
hila de frases fofas y rebuscadas. Esas que tratan de hacernos creer que sin
ellas seríamos incapaces de actuar con valor ante situaciones difíciles.
–Aquí
Uds. aprenderán a ser hombres, dejarán de ser niños y solo serán hombres por
nuestra gran alianza.
–Solo
los cobardes lloran y sufren.
–Ustedes
mujeres –refiriéndose a 17 reclutas femeninas– dejarán de ser mujeres y serán
verdaderas guerreras "machos" –esa última palabra me extrañó.
Cuando
llegó el momento de conocernos a todos debimos dar nuestro nombre y lugar de
nacimiento.
Al
llegar a nuestro compañero Alfen dio su nombre y su origen.
–Tú
serás un buen niño mijo.
Nadie
entendió nada, pero nuestro compañero sí.
En
este acantonamiento las evaluaciones eran mas importantes que en el
entrenamiento anterior, así Alfen, quien era muy ágil para los ejercicios
físicos y de mente rápida, era evaluado con ventaja por los observadores que
mensualmente concurrían a revisar este campamento. Mientras que Antártico era
mas fuerte y hábil al usar ese equipamiento, era muy inteligente. Quien escribe
ya saben que me era difícil todo lo que fuera ejercicio físico y fuerza.
De
los 54 reclutas que formaban ese pequeño campamento, ellos estaban entre los
primeros siete lugares, yo entre los últimos cinco. Pero no me molestaba porque
evaluaba la situación de otra forma: el solo hecho que haya "sobrevivido"
a mi terrible vida de agorafobia, encierro, anti sociabilidad, además de quedar
sin gente que me apoyara, a excepción de mi linda Mystysiva, ya era un victoria
para mí, incluso ni siquiera esperaba que llegaría a convertirme en oficial de
abastecimiento en un tiempo futuro. Mi meta era un simple trabajo de operador
computacional, pero me fue mejor. Por ello no me sentía disminuido por mi bajo
rendimiento físico en este lugar, además en el resto de los exámenes donde
usaba mi cerebro matemático, era de los mejores del grupo. Recuerdo a una
chica, se llamaba Milashkasiya, era muy hábil para las matemáticas y el manejo
de la holografía. Además tenía buena comunicación con Antártico. Eran como
novios.
Esa
primera semana no sucedió nada anormal. Salvo que el comandante comenzó a
llamar al aspirante Alfen a su despacho. A la tercera semana notaba que en
ciertos momentos cuando efectuábamos ejercicios corporales aparecía el jefe y
parecía quedarse mirando solo a Alfen. Claro era un tipo imponente nuestro
compañero, muy atractivo físicamente y mejor ni hablar con las chicas, era su
galán, elegante, y sabía tratar a las mujeres, por eso las reclutas féminas
inmediatamente se acercaban a él.
Habrían
transcurrido un par de semanas y una noche al prepararnos a dormir en nuestros
habitáculos, notamos muy nervioso al gran Alfen. Fue el inteligente Antártico
quién conversaba con él ya que ellos sentían que eran adultos y a mí, debido a
mi excesivamente adolescente apariencia, me trataban como si fuera un hermano
pequeño, aunque tenía esa tremenda novia que era ella.
–Porqué
tenso tú Alfen –interroga el inteligente Antártico.
–Coronel
tener malas intenciones conmigo.
–Explícatesss.
–Saben
mis gustos por el mismo sexosss.
–Pero
cómo si solo nosotros sabemos eso, además tu apariencia ser muy masculinasss.
–En
estas cosas uno aprende a sentirlo desde pequeñosss.
–Pero
si te dieron medicina ADN y la recomposición de la cadena debe haberte evitado
esas inclinaciones.
–No
creas esos cuentosss.
–No
te pienses en cuentos tristes, seguro no se dará cuenta y si lo es ¿debe tener
pareja?
–Seguro
tendrá pero es malo –respondía el tenso Alfen.
–Mira
a Xxxxxx, él si le tiene miedo ¿cierto socio? –refiriéndose hacia mí.
–Yo
no tener miedo, ser chico pero sin miedo –mentía, mentía, ese tipo de alta
estatura producía terror.
Creo
que mas tarde sentí que Alfen oraba. Extraño porque él no era religioso.
Esa
semana el jefe ya tenía organizado según su criterio subjetivo este grupo, así
estaban los de bajo perfil, entre ellos yo, otros los mas capaces y que
seguramente les iría bien y los de su preferencia, entre estos había 3
individuos, uno de los cuales me desagradaba notando mi desprecio hacia él
apellidado XXXXXX, otro era homox (igual que Alfen), un tal XXXXXXXXX, además
una de las reclutas, que pasó a ser la correvedile. Estos tres eran sus "preferidos"
y eran usados por el capi–capo (así le llamaban) para que ayudaran al coronel a
obtener los favores sexuales de Alfen.
Pasados
un mes de este campamento la situación era molesta.
–Alfen
está en problemas niño Xxxx –así me habían apodado.
–Así
es y debemos denunciarlo ¿verdad? –muy ingenuo el creer eso.
–Cuéntanos
Alfen lo sucedido.
–Nada,
solo nada –mientras tendía el camastro– huí de mi lugar para evitar situaciones
como estas y nuevamente el acoso sexual.
–Es
decir está cometiendo un delito este tipo –como pensando en algo Antártico.
Fue
a la mañana siguiente cuando Antártico en un gesto propio de su nobleza le
expresó:
–Alfen
si necesitas cualquier cosa, como que testifiquen por ti en un juicio, yo te
apoyo.
–Pero
y si eso no serviría, acordáte que él es un "héroe" en la milicia,
además es hijo de ese político prominente, su familia tiene fuertes lazos con
la administración política, de nada me serviría.
–Recuerdo
algo que sucedió hace 2 años –expresaba mi opinión para que entendieran que
también entiendo estas situaciones de moral.
–Si,
el caso ese donde un instructor fue acusado de algo parecido, pero al final la
posición económica de los familiares del miserable fue dejado sin cargos y los
acusadores terminaron siendo acusados y la investigación judicial fue en favor
de esos degenerados, solo porque tenían mas bienes y poder.
–Al
final las víctimas son las que sufren doblemente al denunciar esto. Solo dirán
que intentamos un chantaje contra él.
Pasaban
los días y el acoso del jefe era evidente y nosotros dos y una chica muy
enamorada de Alfen que gustaba conversar con él cavilábamos qué debíamos hacer:
¿denunciar? pero cómo, el tipo poseía parientes muy bien posicionados en la
sociedad.
–Ven
aquí donde papá gran joven Alfen, te enseñaré lo bueno –mientras el gran
soldado comandante le pasaba una mano por su espalda y lo acercaba hacia sí,
otras veces el asedio era casi obvio y el resto de los reclutas lo notábamos,
pero nos enseñaron que debíamos respetar a estos "héroes" de la
guerra.
–Ven
donde mí, porque tú serás un buen cadete ¿cierto joven Alfen?
–¿Qué
intenta comandante? –con miedo Alfen trata de evitar esas situaciones.
–¡Si
entiendes muy bien marica! Sabes muy bien homox lo que debes hacer para
graduarte.
El
clima enrarecido fue haciéndose peor para Alfen y para mi porque en mi mundo de
vivir encerrado en mi casa estos problemas con gente extraña no eran
habituales.
Hasta
que un día la sangre llegó al río: Alfen ante una broma o tal vez una frase
insinuante arguyendo una supuesta debilidad encaró al "héroe" de
guerra y los demás eran testigos, al final Alfen se retiró y dirigió directo a
la sección administrativa. Allí estampó la demanda por "obscenidad" y
amenazas contra el "capi–capo". Pero lo terrible para el coronelcito
era que Antártico también estampó demanda contra el superior y los demás eran
testigos, muchos de los cuales admiraban al audaz Antártico que era un líder
innato y esperaban aumentar demandas contra el “capi–capo”.
No
me encontraba en el momento, pero cuando supe lo sucedido, al tiro me dirigí al
sección administrativa con intensión de estampar mi queja, pero en el camino me
detuvo Milashkasiya:
–¿A
dónde crees que vas?
–También
voy a quejarme contra ese miserable.
–Ni
se te ocurra niño Xxxxxx, tú no debes involucrarte.
¿Qué
dices? Alfen es mi compañero y amigo, debemos ser solidarios entre nosotros.
–No,
no, espera un poco.
–Lo
siento debo ir.
Pero
ella llamó a Antártico y rápidamente este me alcanzó en el trayecto y me
detuvo.
–No
niño, no debes hacerlo
–Pero
si tú lo denunciasteis, yo también debo hacerlo, ve como los demás ya hablan de
venir mañana a efectuar su denuncia.
–No,
no será así, esto no será un juicio justo, solo hemos amenazado al capi–capo,
pero él devolverá el golpe, y tú no puedes perderte.
Por
algún fugaz momento pensé que estaba recibiendo una orden de mi progenitor, a
quien no conocí, pero era mi amigo, quien con un año mas que yo parecía ser mi
padre.
–No,
no, niño, ahora volvamos al dormitorio, vamos –mientras Milashkasiya me tiraba
de la correa y me encaminaba fuera de la zona administrativa.
Al
ver a Milashka y Antártico me imaginaba que eran mis padres, curiosos pensamientos.
Momentáneamente
pareció que todo se había tranquilizado, aunque la denuncia seguía su curso
burocrático.
Pero
el maldito “capi–capo” me llamó al día siguiente a su despacho. Afuera estaban
la correvedile y esos otros dos, como si fuera una solapada amenaza.
–
Así que los caballeritos han estado induciendo a otros para que me investiguen
como si fuera un criminal? Veo que Uds. tres son muy amigos —me expresa el
“capi–capo” en su despacho.
–Usted
se ha propasado en sus atribucion. . . –no alcancé a terminar la
frase.
–¡Cállese
estúpido! ¡Aquí yo soy la autoridad! ¿Con quién cree que está hablando so
patético agorafóbico? ¿Acaso no he visto sus datos sobre sus problemas
mentales? –Se suponía que estos datos eran privados, imposible según la ley de
ser conocidos por él –Así que ahora me va a escuchar muy bien
“cadetito” Xxxxxx, no espere que egresará de esta clase ¡Ja, ja, jaaa! –decíame
burlonamente el cerdo este.
—Pero
si Usted convence a sus amigos de retirar las acusaciones en mi contra y le
dice al cadete Alfen que sea un buen chico, sabrá mi benevolencia.
—¡Jamás
haré eso Señor! —tratando de demostrar mi fuerza de carácter, pero el cerdo
este era perro viejo y sabía que la presión ejercida contra
mí podría resultar efectiva.
—Mira
cadete Xxxxxx —moderando el tono, que ahora era afectuoso— la próxima semana
habrá calificaciones y creo que usted es una persona muy inteligente,
especialmente para las matemáticas, si yo lo clasifico bien podría incluso
recomendarlo para ser destinado a entrenamiento de una ELEVADORA, si de esas
mismas —mientras me mostraba en la pared la imágen holográfica de una hermosa
nave de guerra —era la Andes 20, una de las modernas naves que se construían y
necesitaban tripulaciones.
–Usted
sabe que mi cuñado es oficial de enlistamiento de esa nave y la dotación final
comenzará el entrenamiento al terminar campamento, mi recomendación bastará
para que Usted ingrese como tripulante ¿le agrada eso? —ahora el tono hacia mí
era muy afectuoso— así que ahora vuelva a su recinto y piénselo muy bien,
evalúe las posibilidades, y en 15 meses mas usted será un tripulante de aquella
nave.
–¡Ya
he pensado mi decisión Señor comandante! Nunca voy a traicionar a mis amigos.
Además creo que agregaré mi firma a la queja contra usted. Prefiero
la cárcel a contin uar en este campamento.
–¡Basta
cadete! —haciendo un ademán contra la mesa para callarme lo que aumentó mucho
la presión mental sobre mi espíritu y como si algo dentro de mí comenzase a
aparecer en estos álguidos momentos dejé la posisión de firme y mirada al
frente, incluso creo que caminé algún paso hacia el escritorio.
–¡Mantenga
su posición cadete Xxxxxx! ¡Esto es un ejército no su casa!
—Usted
tiene razón comandante ¡estoy demente! —aquí empecé a mirarlo a los ojos como
si fuera un extraviado mental y algo sucedió, porque mi vista no la controlaba
yo, como si perdiese la noción del tiempo y algo tomara el control de mí, pero
lo extraño es que él como si no quisiera lo viera directamente a los ojos,
sentí por primera vez que este tipo era un pobre ser humano, débil, no era el
todopoderoso “capi–capo”; solo un ser humano de mas edad enfrentándome y ahora
algo inquieto, suponía al sentir que su amenaza no tendria efecto en mí.
—Mantenga
el respeto a mi persona infeliz –mientras se paraba de la silla para amenazarme
con su metro y noventa centímetros.
Pero
algo me pasaba, era como si yo no controlase mis emociones y mis palabras
fluyeran sin consentimiento de mi mente:
—Ha
llegado tu tiempo. . . de este lugar, de este campamento no saldrás
vivo.
—¿Me
está amenzanado cadete Xxxxxx?
—Me
retiro a mi lugar comandante coronel —ni siquiera quise darle el obligado
saludo militar —estaré esperando el consejo de guerra o lo que sea.
No
sé que pasó, ya no me acuerdo, la amiga de Alfen dijo que le escucharon alguna
imprecación del comandante contra mi y luego me vieron salir mientras el
coronel salió minutos mas tarde ¿por qué no llamó al asistente y me enviaran
detenido por ofender a un oficial y comandante superior? No lo sé, quise ceer
que fue porque él tenía problemas ya con la acusación de Alfen y Antártico; no
creo que se haya intimidado por mi palabras ¿qué poder podría tener con mi baja
estatura, socialmente sin nada en la vida para que se asustara? no lo sé.
Al
día siguiente estaba descansando solo en mi habitáculo y llegó la correvedile
con uno de esos malditos, me sacaron la almohada y en un gesto violento golpeé
al tipo, pero este era mas fuerte y de 1,80 mt., entonces de un solo golpe me
mandó al piso. Al levantarme para tirarme encima de él (ya que no tendría
opción de pelear con puños por la desventaja física) se interpuso la
correvedile:
–Ea
niño Xxxxxx, tan estúpido tú. Y dime ¿dónde están tus otros amiguitosss?
–Búscalos
tú estúpida.
–Enano
asqueroso –mientras el desgraciado me agarraba por el cuello–respóndele bien a
la dama.
–Mira
pigmeo, acuérdate de decirle a Alfen que sea considerado con mi capitán
–hablaba la perra mientras tomaba mi mano y observaba el anillo que Mystysiva
me habia dado –mira que si no mi capitán se desquitará con Uds dos.
–Si
pigmeo, acuérdate de decirle al "mariquita" (usaba una antigua
expresión ahora vuelta a usar en el léxico actual) que no se oponga a nuestro
"capi–capo", ya sabes que los tres saldrán mal evaluados y olvídense
de ingresar en la fuerza militar –expresaba con placer el maldito abusador
mientras me apretaba fuertemente el cuello.
–Mira
ese anillo XXXXXXX, es de esa perra caliente –expulsaba por su hocico la
correvedile envidiosa de la belleza de Mystysiva
–Si
¿Qué hicistes para tener esa tremenda mujer pigmeo? –preguntaba el maldito.
Otra
ocasión estaba usando el elevador portátil y aunque había revisado la carga la
noche anterior, en un descuido esos malditos le vaciaron la mitad y me fue
imposible elevarme mas de 5 metros.
–¡Mira
el tarado pigmeo ese! –expresaba el matón aquel, mientras su compañero, el
homox apellidado XXXXXXXXX (al igual que Alfen), pero de aspecto feísimo se
burlaban de mi desacierto.
"Casualmente"
el coronel pasaba en esos momentos y la reprimenda era al momento, con la
amenaza de no aprobar este curso, solo por no obligar a nuestro amigo Alfen a
que se acostara con este cerdo y por las acusaciones contra él de
mis amigos.
Me
sentía aterrado ya que en mi vida tipo burbuja, en la cual solo conocí la
escuela hasta los 14 años, no había vivido estos problemas de amenaza, presión
del jefe contra el subalterno. Solo conocía pequeños atisbos de la manera de
comportarse de los seres humanos, así que esta amenaza que conozco tan cerca,
incluso que me provoca problemas a mí, me hicieron recapacitar y pensaba que
jamás debiera haberme inscrito en la fuerza militar, si la milicia es
deparavación sexual, abuso de oficiales superiores, no estaba preparado para
esta mierda. Llegaba a pensar que Mystysiva tenía razón.
Fue
una semana mas tarde que Antártico fue transferido a otro centro por un período
corto, además según le dijeron, con sus capacidades seguramente tendría un
entrenamiento superior para optar a cargos mas altos. Esa noche me decía:
–Niño
Xxx, recuerda cuidarte y tener fe, el futuro será mejor, estos solo son
momentos tristes –me hablaba como si fuera su hermano menor, pues así me
trataban Alfen y él.
–Seguramente,
pero es terrible esta presión sobre Alfen y nosotros, es inaguantable.
–Ya
sabes que prestaré testimonio en un eventual juicio contra este
"capi–capo".
–Yo
también.
–No,
tú no eres necesario, pero igual debes cuidarte —me extrañó esta palabra que
dijo, sentí como si sabía algo mas y me estaba previniendo— y recuerda, no
alcanzo a llevarme todos estas cosas mías, así que podrías guardármelas, no
quiero caigan en manos de ellos.
–Claro
deja ese equipaje en mi gabinete y lo pasaré a Mystysiva cuando venga a verme.
Mas
tarde conversaron con Alfen y nos acostamos. A la mañana siguiente él se
dirigió al vehículo que lo transportaba "momentáneamente" a otro
campo de entrenamiento. Nunca mas lo volví a ver. Esa misma semana avisaron que
falleció durante ejercicios de preparación de armamento sónico. Según versión
oficial se equivocó al accionar una carga que lo casi pulverizó.
Alfen,
yo y el resto de la dotación de este campamento entendimos que algo muy, muy
terrible sucedió. . ., especialmente Alfen quién ya presentía que no sería
bueno lo que se venía.
–¿Qué
terrible Alfen, tu querido amigo haya muerto? ¡Ja, ja, jaaaa! —eran los
rastreros del jefe, el tal XXXXXXX y el homox XXXXXXXX, el cual en su mente
quisiera haber sido un lindo homox como Alfen, pero su fealdad le impedía ser
atractivo para los de su mismo sexo y por ello envidiaba a Alfen. Entre los
homox también hay envidias por el aspecto físico.
Pero
a quien vi llorar a escondidas fue a Milashkasiya, y entendí que ella no
vestiría de blanco con Antártico. Me acordé de Mystysiva.
–¡Alfen,
maldito tú, porqué tuvisteis que ser amigo de Antártico! —mientras Milashka
contenía lágrimas de amor, de sufrimiento ante el dolor de la perdida del ser
amado.
A
la mañana siguiente el maldito cerdo reunió a todos, cerca suyo estaban los 3
cuervos, el resto ya teníamos una idea muy clara de lo que ocurría, pero nos
callamos ¡qué podíamos hacer! el poder de este cerdo era tremendo, sabíamos que
rápidamente llamó a sus superiores que enviaron al noble Antártico a ese otro
campamento y estábamos seguro que jamás le sucedería un accidente así porque
Antártico además de inteligente, era hábil con esas armas, era el mejor de la
clase, por eso la sensación fue que el capi–capo nos envió un mensaje:
Antártico falleció por apoyar a Alfen y vean que falleció en terribles
circunstancias, y no esperaran Uds. que sus simples denuncias harán que los
poderosos que me apoyan vayan a escucharlos a Uds.
Esa
mañana Alfen se quedó en su dormitorio, no concurrió, todos lo notaron, todos
callamos. Solo la correvedile se atrevió a expresar:
–Alfen
no esta mi coronel.
–Ya
estará, ya estará listo.
–Mañana
instrucción de lanzamiento con elevadoras portátiles, estén preparados y
duerman bien –era la voz de un sargento que siempre nos trataba muy bien.
–Niño
Xaxxxxxx ¿cuánto tiempo hemos llevado desde que ingresamos al entrenamiento de
la fuerza militar?
–Van
casi once meses Alfen –presentía que algo estaba sucediendo por la mente suya.
–¿Sabés
niño Xxxx? —al tiro noté que tenía ganas de expresar algo— abandoné mi tierra porque
pensé que aquí nadie notaría mi condicionante, pero a donde vaya no habrá
sosiego para personas como yo —aquí se notaba su pesimismo producto de la
tensión mental generada por los problemas y en este ambiento de encierro
militar.
–Pero
el tiempo siempre se acerca para terminarnos –su voz era melancólica.
–Mira
estos son mis hijos —recuerdo que estaba orgulloso de ellos —y su mamá los
cuida muy bien.
–Alfen
no debes ver la vida con mente pesimista, recuerda que parte del entrenamiento
es precisamente afrontar estos problemas ya que en la guerra las tensiones
serán terribles, es decir debemos aguantar incluso estas injusticias hasta que
lleguen los buenos momentos.
–Vaya
Xxxxxxxx, esa es Mystysiva quien te enseña su sabiduría –recuerdo que él
admiraba la elegancia de mi linda Mystysiva.
–Bueno
sí, ella siempre me levanta mi alicaído carácter, ya sabes que soy muy
pesimista, soy agorafóbico, siempre pienso que mi vida será terrible, pero ella
me hace sentir que es lindo vivir.
–Sí
te entiendo, alguna vez estuve enamorado.
–Pero
tu pareja falleció en la guerra —y me acuerdo que su novio era un tipo 20 años
mayor que Alfen, el cual murió en el asalto contra África hacía 3 años.
–Siempre
lo busco en mis recuerdos, aunque él ya no está conmigo, él fue mi apoyo, así
como tú tenés a tu linda Mysty —cuando él hablaba así de ella, me sentía muy
orgulloso de Mystysiva.
–Alfen,
cuando terminemos este campamento iremos con Mystysiva y tú a ver a la familia
de Antártico, espero nos acompañes, tengo que entregarles sus documentos.
–No
amigo Xxxxxxxx, no podría verlos, porque yo fui el culpable de su muerte
—sentía la presión de la auto culpabilidad por la muerte de Antártico como
suya, no del maldito cerdo coronel.
–No
seas ridículo, eso fue culpa del maldito ese y Milashkasiya es muy joven para
entenderlo.
–Tenés
razón —mientras su mirada noté como si hubiera un dejo de tristeza.
–Mirá
guardáme el hológrafo por esta semana —no quise aceptarlo, ya que recuerdo las
cosas que Antártico me dejara a guardárselas.
–No
Alfen, no te guardaré esas cosas tuyas, no estés pensando nada malo, ya
perdimos a Antártico.
–¡Pero
qué bobadas pensás que voy hacer! solo que tengo miedo que esa correvedile y
los rastreritos esos tomen mis documentos, por ello tú guardámelos ¿OK? —noté
que trataba de mentir, sabía que mentía, que su mente elucubraba pensamientos
de autodestrucción, pero me callé.
–Está
bien.
–¡Miren
se acerca una nave elevadora al campamento! —otro de los reclutas avisa la
novedad de la elevadora, esas magníficas primeras naves de la época en que
comenzaba esta tecnología y la razón por la cual varios nos enrolamos en la
fuerza militar, solo para tener la dicha de ser parte de la tripulación de una
de estas máquinas modernas.
Alfen
salió junto a los otros a ver el espectáculo, mientras yo guardaba muy
hábilmente el hológrafo y transfería los datos hacia mis carpetas en la red, ya
que las claves de acceso de sus documento estaban totalmente accequibles para
mi, es decir como si me dijera: hermano ahora entrégales esos documentos a mis
hijos cuando sean mayores. Eso entendí. Y no actué para impedir el desenlace.
Cuando
salimos un oficial de rango teniente general o algo así llegó, nos ordenamos y
nos saludó:
–Muy
bien, se ve que Uds. están teniendo un excelente entrenamiento, serán los
jóvenes del futuro. Lo felicito comandante XXXXXX –mientras estrechaba las
manos del cerdo y ahora nos dábamos cuenta que esta no fue una visita habitual,
era debido a las denuncias de Alfen y Antártico.
Dos
días después hubo un entrenamiento en ataque con expansivas, que eran esas
armas peligrosas y según me dijeron que el propio Alfen pidió que el homox de
closet, el tal Barahona lo acompañara, ya que debían formar parejas para usar
esta munición. Ese feo especímen debe haber estado feliz de que Alfen lo quisiera
como "pareja". Nadie supo muy bien lo sucedido, el informe solo
detalla que al caer de la nave usando sus elevadores portátiles, una ráfaga del
arma de Alfen alcanzó al maldito Barahona y este a su vez al estar fallecido
golpeó el elevador de Alfen cayendo los dos al vacío de una altura de unos 20
metros. Por segunda vez llegaron investigadores a preguntarnos las preguntas de
rigor. Años mas tarde me extrañó que no hubieran mas investigaciones, pero
claro, eran tiempos de guerra y qué importaba unos reclutas mas en la larga
lista de soldados fallecidos en estas guerras.
Ahora
estaba solo, solo contra el mundo, el terror me asediaba. Pero la verdad es que
conmigo había una, una LEGIÓN protegiéndome. . .