Fui destinado al sector europeo de Germania como ayudante de
administraciones. Al llegar pude constatar el carácter inamistoso de esa raza y
su desagrado, pero no por nosotros, si no en general por el resto de Europa al
sentirse abandonados durante la guerra, los cuales permitieron que invadiéramos
todo su continente apoderándonos de sus reservas de oro. Aunque en lo personal
lo que mas me desagradaba es mi nula capacidad para entender dicho idioma, pero
no interesaba ya que mis funciones solo eran administrativas y muy lejanas del
contacto con la ciudadanía, solo revisando inventarios de nuestro
abastecimiento para mi ejército. Además en un cargo tan insignificante no
necesitaba relacionarme con esa gente.
Pero esas cosas de
la vida y debido a tantas incidentes del destino, quedé a cargo de la zona de
aterrizaje y lanzamiento de las naves de transporte. Un simple oficial de bajo
rango hubo de estar durante 5 días decidiendo los permisos de despegue y
aceptación de entradas a nuestro espacio aéreo de esas naves, pero obviamente
mi ayuda fueron 2 oficiales que notaron mi absoluta inexperiencia y ellos
suplieron con la suya mis faltas de pericia, además que uno de ellos se hacía
entender perfectamente en ese idioma tan difícil para mí. Convencido estoy de
que mi carácter de mucha humildad hizo que ellos sintieran compasión de mi y me
ayudaron, aunque talvez porque sabían que yo no era como el habitual
compatriota de esos años: arrogante, ambicioso y propenso a escalar rápidamente
peldaños de rango a expensas de otros, es mas sabían que si me iba bien, les
atribuiría a ellos el buen desempeño de mi cargo ¡qué ingenuo debo haberles
parecido!
Pero el mas álgido
día fue cuando llegaron mas de 27 transportes, especialmente de refugiados, incluso
solo permitimos partir a cuatro, ya que las zonas de lanzamiento fueron usadas
para desembarcar las cargas y los pasajeros provenientes de los territorios del
Este, lugar aquel donde estaba comenzando la guerra contra la eslavia de los
"bárbaros blancos". Debido a uno de esos vuelos fue donde conocí a
Sylvana, esa alta, esbelta y hermosa alemana que sería mi esposa por un tiempo.
Uno de los vuelos
vendría con germanos, pero según algunos informes, serían espías, así que el
jefe de seguridad de la zona, un coronel de mal aspecto, prepotente y que
detestaba a los marinos, se hizo presente para llevarse detenidos sin
documentación alguna a los que quisiera; sabíamos que eso significaba la muerte
de muchos de esos detenidos y quizás qué consecuencia ulteriores contra el
prestigio moral de nuestra patria, así que debíamos evitarlo ¿pero como? muy
simple: a cada pasajeros que descendiera de las nave, lo ficharíamos nosotros y
quedaría inserto en la base de datos, así esta gente despreciable de la
"seguridad" le sería muy difícil hacerles daño antes de someterlos a
un juicio. Pero la cantidad de nosotros que entendían el alemán era poquísimos,
la mayor parte de los militares y civiles bilingües estaban en otras zonas y
muchos ya en el frente Este. Y aquí es donde se necesitaron intérpretes
locales, los cuales debían hacerles entender a los refugiados que serían
fichados. Aquí contratamos a 4 personas y una era ella, Sylvana.
Como los jefes
debíamos dar fe del acta, dos de nosotros debimos acercarnos a cada refugiado y
en su presencia ordenar su fichaje, así los traductores les explicaban el
asunto, ante el cual no podían oponerse.
¿Sabrán esa gente
que gracias a esto de los casi 4.000 refugiados, solo 3
"desaparecieron" (en las manos del coronel ese)?
Cuando había que
elegir a los traductores e ingresar a la nave, fue ella quien se acercó a mí,
algo que me impresionó porque volví a sentirme aquel adolescente de 15 años que
se había enamorado de ella. . .de Mystysiva.
— "Buenos días Señor XXXXX" – expresó ella y sin darme
tiempo acota – seré su traductora y no se preocupe, sé hablar, escribir y leer
muy bien el español, lo sé desde pequeña.
— ¡Ahhh! ¿Desde pequeña?
— Sí, mi madre era española y mi padre alemán.
— Que interesante, ahora entiendo su excelente español.
Estuvimos una media
hora conversando, ni me acuerdo ya, ella si decía acordarse muy bien, las
mujeres se acuerdan de estas conversaciones muy bien. Además por primera vez
desde hacía una década volvía a ¿enamorarme? de alguien con esa sensación tan infantil,
pero ella no era para mí: su estatura era uno 10 centímetros mas alta que la
mía. Y lo mas impresionante: aunque su raza demostraba ser caucásica del Norte,
su mirada, sus ojos, sus facciones incluso algo parecido a su forma de ser era
muy parecido a "ella". . . a Mystysiva.
Usando el mismo
vehículo nos elevamos y llegamos hasta la nave, aun en el aire esperando
permiso para aterrizar en su zona de aparcamiento. Al elevarnos no puedo evitar
mirarla y sentirme como un adolescente ¡Es la misma mirada, el mismo color
ojos, la misma cabellera!
— Ud. ya entiende lo que haremos -le expliqué
— Sí por supuesto y estoy feliz de colaborar, entiendo lo que
significa para ellos esto.
Y sin dejarme
responder, como si supiera lo que diría me dice:
— No se preocupe, sé que lo haremos muy bien.
— Gracias Señora Sylvana.
— ¡No! soy señorita, no soy casada, y actualmente no tengo
compromiso con nadie, así que no me llame "señora".
— Muy bien Sylvana.
Pero la diferencia
de aspecto: ella una mujer muy bonita, pero mujer, madura de 27 años. Yo con
mis 28 años, pero emocionalmente de 15 y aspecto de 17 años, es obviamente
notorio quien toma en estas lides de las relaciones humanas las decisiones de
ordenar al otro.
El pequeño vehículo
elevador junto a ella, el chofer y el asistente aparcan en una de las
compuertas de la nave, adentro ya hay una docena de de técnicos listos con sus
equipos para el procedimiento de fichar a todos los pasajeros. Al terminar de
accesar a estos pasajeros debemos pasar a la otra nave.
Ella habla con mi
encargado técnico en español, me impresiona su excelente dominio, y esa linda
mirada, los demás también la observan por el desplante que posee. En la nave
hay otras mujeres de linda mirada y similar belleza a ella, pero carecen de su
ángel, esa característica que hace diferente a unos y los eleva sobre otros
(para bien o para mal, como sucedió con Mystysiva).
— Ustedes deben saber que si quieren desembarcar deberán ser
fichados y ser sometidos a nuestras bases de datos ¿Aceptan eso? si no entonces
no desembarcan.
Los encargados
traducen al alemán y otros idiomas. Nadie responde, pero al final todos
aceptan, no tienen opciones ¿Sabrían que los estábamos protegiendo? Seguramente
no en esa época.
Son casi 400 pasajeros en esta nave y debo quedarme
unas 2 horas junto a ellos, mientras Sylvana con los técnicos efectúan el
fichaje y transfiere la información a la base de datos en mi país. Hemos
cumplido. Cuando esta nave está lista se ordena al piloto dirigirla a la zona
de aparcamiento y ahí descendemos. En total son cuatro grupos que atienden al
mismo tiempo a 7 naves. Durante un día fueron atendidas las 11 naves que tenían
permitido desembarcar gente. Al terminar estamos cansados. Los refugiados peor
aun, porque ellos viene huyendo de la guerra. Pero al menos estarán mas seguros
ahora que si hubieran descendido sin ser fichados. Nunca sabrán lo que hicimos
por ellos. Solo 3 de casi 5 mil refugiados "desaparecieron". Si no
hubiésemos hecho esto, la cifra no habría bajado de los 100.
El resto de los
días solo naves con pertrechos y carga eran permitidas descender y despegar de
este mega puerto aéreo.
Así durante un día
subir a otra nave y el mismo procedimiento.
Algunos de los
intérpretes se quedaron a trabajar con nosotros, entre ellos Sylvana. La verdad
es que uno de mis asistentes, astuto este, decidió que ella se quedara cerca de
la dirección de este lugar, así podrían disfrutar su presencia, porque eso era
Sylvana: una hermosa presencia casi etérea, como esas diosas nórdicas que
irradian una especie de espiritualidad oculta, mágica, perdida en el tiempo.
Casi todos los días
debíamos revisar asuntos en ese idioma y aunque La Red permitía ágiles
traducciones, estas aun no eran capaces de interactuar con los traductores
humanos.
Al final la relación
con Sylvana era de amistad: era como si ella me conociera, además se posesionó
inmediatamente de mi escurridizo carácter, como una gata grande que atrapa un
pequeño ratón ingenuo.
— Usted debe estar muy solo joven XXXXX.
— Porqué me dices "joven" y crees que estoy solo.
— Es que no representas mas de 15 y se nota que sentimentalmente
estas solo. Una sabe de estas cosas. Y se que no eres gay -usó un antiguo término en desuso para
referirse a los hombres que se enamoran de otros hombres.
— ¡Oye mujer! Hablas demasiado bien en mi idioma y lo entiendes
demasiado, para ser alemana. Se supone que Uds. no nos entienden. Ni siquiera
conocen a los italianos, menos a nosotros del Sur.
— ¡Bah, bah! eso crees tú. Uds. los latinos siempre pensando que
no tenemos sentimientos románticos como los que ustedes experimentan y creyendo
que no los entendemos.
La conversa sube de
tono y hasta los demás se dan cuenta, menos yo.
— ¿Acaso crees que eres el único que tiene problemas de amor o de
familia XXXXXXXX? -Y mas encima usaba mi
apodo como si yo fuera un compañero de la escuela.
— Y que te puede importar a ti mis problemas si no nos conocemos.
— Error, si te conozco es fácil conocerte, eres tú el que cree que
nadie te ve ¿y mas encima arrancas?
— ¡Arrancar de dónde? Yo fui enviado a este lugar porque estoy en
la marina. No decidí por mi cuenta llegar a tu país.
Ya empezaban a
mirar los demás y ella al darse cuenta decide acabar ante mis torpes respuestas
la conversa:
— Eso creer tú Surantarctic, pero todos sabemos que
eres tú el que has huido de tú país, solo te escudas en que sirves en la
milicia.
— ¿Y quiénes son "todos sabemos"?
Una de las naves de
carga hacía su ingreso al sector lanzando ese sonido violento y fuerte que
impedía escuchar, mientras en tierra las naves de apoyo se preparan para
cualquier eventualidad, aunque esta no trae ciudadanos solo carga. Es que esas
naves de aquella generación eran propensas a los contratiempos motrices.
El fuerte viento
que provocan sus motores al carretear hacia su aparcamiento distrae a todos, a
mi, a ella.
— Señor, debemos volver a la torre, la última llegarán en cuatro
horas -expresa el asistente Teave, un antártico apodado el Albatros nacido y
criado en esa zona de colonos.
— Muy bien Albatros y prepare a la señorita Sylvana para
transportarla a su lugar.
— No se preocupe "señor XXXXX" (haciendo un gesto
arrogante) mañana estaré en su oficina para dejarle mi reporte del trabajo.
— Si, está bien señorita Sylvana, mucho le agradecemos su ayuda.
Increíble hable tan bien nuestro idioma -Trataba de ser burlista con ella, pero
me comporto como estúpido.
— Buenas noches oficial XXXXX.
— Buenas noches señorita Sylvana -Y me retiro algo ofuscado. Ahora
otra mujer empieza a absorber y querer dominarme. Bastaba y sobraba con ella,
la miserable que está en mi país. Fui
destinado al sector europeo de Germania como ayudante de administraciones. Al
llegar pude constatar el carácter inamistoso de esa raza y su desagrado, pero
no por nosotros, si no en general por el resto de Europa al sentirse
abandonados durante la guerra, los cuales permitieron que invadiéramos todo su
continente apoderándonos de sus reservas de oro. Aunque en lo personal lo que
mas me desagradaba es mi nula capacidad para entender dicho idioma, pero no
interesaba ya que mis funciones solo eran administrativas y muy lejanas del
contacto con la ciudadanía, solo revisando inventarios de nuestro
abastecimiento para mi ejército. Además en un cargo tan insignificante no
necesitaba relacionarme con esa gente.
Pero
esas cosas de la vida y debido a tantas incidentes del destino, quedé a cargo
de la zona de aterrizaje y lanzamiento de las naves de transporte. Un simple
oficial de bajo rango hubo de estar durante 5 días decidiendo los permisos de
despegue y aceptación de entradas a nuestro espacio aéreo de esas naves, pero
obviamente mi ayuda fueron 2 oficiales que notaron mi absoluta inexperiencia y
ellos suplieron con la suya mis faltas de pericia, además que uno de ellos se
hacía entender perfectamente en ese idioma tan difícil para mí. Convencido
estoy de que mi carácter de mucha humildad hizo que ellos sintieran compasión
de mi y me ayudaron, aunque talvez porque sabían que yo no era como el habitual
compatriota de esos años: arrogante, ambicioso y propenso a escalar rápidamente
peldaños de rango a expensas de otros, es mas sabían que si me iba bien, les
atribuiría a ellos el buen desempeño de mi cargo ¡qué ingenuo debo haberles
parecido!
Pero
el mas álgido día fue cuando llegaron mas de 27 transportes, especialmente de
refugiados, incluso solo permitimos partir a cuatro, ya que las zonas de
lanzamiento fueron usadas para desembarcar las cargas y los pasajeros
provenientes de los territorios del Este, lugar aquel donde estaba comenzando
la guerra contra la eslavia de los "bárbaros blancos". Debido a uno
de esos vuelos fue donde conocí a Sylvana, esa alta, esbelta y hermosa alemana
que sería mi esposa por un tiempo.
Uno
de los vuelos vendría con germanos, pero según algunos informes, serían espías,
así que el jefe de seguridad de la zona, un coronel de mal aspecto, prepotente
y que detestaba a los marinos, se hizo presente para llevarse detenidos sin
documentación alguna a los que quisiera; sabíamos que eso significaba la muerte
de muchos de esos detenidos y quizás qué consecuencia ulteriores contra el
prestigio moral de nuestra patria, así que debíamos evitarlo ¿pero como? muy
simple: a cada pasajeros que descendiera de las nave, lo ficharíamos nosotros y
quedaría inserto en la base de datos, así esta gente despreciable de la
"seguridad" le sería muy difícil hacerles daño antes de someterlos a
un juicio. Pero la cantidad de nosotros que entendían el alemán era poquísimos,
la mayor parte de los militares y civiles bilingües estaban en otras zonas y
muchos ya en el frente Este. Y aquí es donde se necesitaron intérpretes
locales, los cuales debían hacerles entender a los refugiados que serían
fichados. Aquí contratamos a 4 personas y una era ella, Sylvana.
Como
los jefes debíamos dar fe del acta, dos de nosotros debimos acercarnos a cada
refugiado y en su presencia ordenar su fichaje, así los traductores les
explicaban el asunto, ante el cual no podían oponerse.
¿Sabrán esa gente que gracias a esto de los casi
4.000 refugiados, solo 3 "desaparecieron" (en las manos del coronel
ese)?
Cuando
había que elegir a los traductores e ingresar a la nave, fue ella quien se
acercó a mí, algo que me impresionó porque volví a sentirme aquel adolescente
de 15 años que se había enamorado de ella. . .de Mystysiva.
— "Buenos días Señor XXXXX" – expresó
ella y sin darme tiempo acota:
— Seré su traductora y no se preocupe, sé
hablar, escribir y leer muy bien el español, lo sé desde pequeña.
— ¡Ahhh! ¿Desde pequeña?
— Sí, mi madre era española y mi padre alemán.
— Que interesante, ahora entiendo su excelente español.
Estuvimos
una media hora conversando, ni me acuerdo ya, ella si decía acordarse muy bien,
las mujeres se acuerdan de estas conversaciones muy bien. Además por primera
vez desde hacía una década volvía a ¿enamorarme? de alguien con esa sensación
tan infantil, pero ella no era para mí: su estatura era uno 10 centímetros mas
alta que la mía. Y lo mas impresionante: aunque su raza demostraba ser
caucásica del Norte, su mirada, sus ojos, sus facciones incluso algo parecido a
su forma de ser era muy parecido a "ella". . . a Mystysiva.
Usando
el mismo vehículo nos elevamos y llegamos hasta la nave, aun en el aire
esperando permiso para aterrizar en su zona de aparcamiento. Al elevarnos no
puedo evitar mirarla y sentirme como un adolescente ¡Es la misma mirada, el
mismo color ojos, la misma cabellera!
— Ud. ya entiende lo que haremos -le expliqué
— Sí por supuesto y estoy feliz de colaborar,
entiendo lo que significa para ellos esto.
Y
sin dejarme responder, como si supiera lo que diría me dice: No se preocupe, sé
que lo haremos muy bien.
— Gracias Señora Sylvana.
— ¡No! soy señorita, no soy casada, y
actualmente no tengo compromiso con nadie, así que no me llame
"señora".
— Muy bien Sylvana.
Pero
la diferencia de aspecto: ella una mujer muy bonita, pero mujer, madura de 27
años. Yo con mis 28 años, pero emocionalmente de 15 y aspecto de 17 años, es
obviamente notorio quien toma en estas lides de las relaciones humanas las
decisiones de ordenar al otro.
El
pequeño vehículo elevador junto a ella, el chofer y el asistente aparcan en una
de las compuertas de la nave, adentro ya hay una docena de de técnicos listos
con sus equipos para el procedimiento de fichar a todos los pasajeros. Al
terminar de accesar a estos pasajeros debemos pasar a la otra nave.
Ella
habla con mi encargado técnico en español, me impresiona su excelente dominio,
y esa linda mirada, los demás también la observan por el desplante que posee.
En la nave hay otras mujeres de linda mirada y similar belleza a ella, pero
carecen de su ángel, esa característica que hace diferente a unos y los eleva
sobre otros (para bien o para mal, como sucedió con Mystysiva).
— Ustedes deben saber que si quieren desembarcar
deberán ser fichados y ser sometidos a nuestras bases de datos ¿Aceptan eso? si
no entonces no desembarcan.
Los
encargados traducen al alemán y otros idiomas. Nadie responde, pero al final
todos aceptan, no tienen opciones ¿Sabrían que los estábamos protegiendo?
Seguramente no en esa época.
Son
casi 400 pasajeros en esta nave y debo quedarme unas 2 horas junto a ellos,
mientras Sylvana con los técnicos efectúan el fichaje y transfiere la
información a la base de datos en mi país. Hemos cumplido. Cuando esta nave
está lista se ordena al piloto dirigirla a la zona de aparcamiento y ahí descendemos.
En total son cuatro grupos que atienden al mismo tiempo a 7 naves. Durante un
día fueron atendidas las 11 naves que tenían permitido desembarcar gente. Al
terminar estamos cansados. Los refugiados peor aun, porque ellos viene huyendo
de la guerra. Pero al menos estarán mas seguros ahora que si hubieran
descendido sin ser fichados. Nunca sabrán lo que hicimos por ellos. Solo 3 de
casi 5 mil refugiados "desaparecieron". Si no hubiésemos hecho esto,
la cifra no habría bajado de los 100.
El
resto de los días solo naves con pertrechos y carga eran permitidas descender y
despegar de este megapuerto aéreo.
Así
durante un día subir a otra nave y el mismo procedimiento.
Algunos
de los intérpretes se quedaron a trabajar con nosotros, entre ellos Sylvana. La
verdad es que uno de mis asistentes, astuto este, decidió que ella se quedara
cerca de la dirección de este lugar, así podrían disfrutar su presencia, porque
eso era Sylvana: una hermosa presencia casi etérea, como esas diosas nórdicas
que irradian una especie de espiritualidad oculta, mágica, perdida en el
tiempo.
Casi
todos los días debíamos revisar asuntos en ese idioma y aunque La Red permitía
ágiles traducciones, estas aun no eran capaces de interactuar con los
traductores humanos.
Al final la relación con Sylvana era de amistad: era como si ella me conociera,
además se posesionó inmediatamente de mi escurridizo carácter, como una gata
grande que atrapa un pequeño ratón ingenuo.
— Usted debe estar muy solo joven XXXXX.
— Porqué me dices "joven" y crees que
estoy solo.
— Es que no representas mas de 15 y se nota que
sentimentalmente estas solo. Una sabe de estas cosas. Y se que no eres homox – usó un antiguo término en desuso para referirse a los hombres
que se enamoran de otros hombres.
— ¡Oye mujer! Hablas demasiado bien en mi idioma
y lo entiendes demasiado, para ser alemana. Se supone que Uds. no nos
entienden. Ni siquiera conocen a los italianos, menos a nosotros del Sur.
— ¡Bah, bah! eso crees tú. Uds. los latinos
siempre pensando que no tenemos sentimientos románticos como los que ustedes
experimentan y creyendo que no los entendemos.
La conversa sube de tono y
hasta los demás se dan cuenta, menos yo.
— ¿Acaso crees que eres el único que tiene
problemas de amor o de familia XXXXXXXX? –Y mas encima usaba mi apodo
como si yo fuera un compañero de la escuela.
— Y que te puede importar a ti mis problemas si
no nos conocemos.
— Error, si te conozco es fácil conocerte, eres
tú el que cree que nadie te ve ¿y mas encima arrancas?
— ¡Arrancar de dónde? Yo fui enviado a este
lugar porque estoy en la marina. No decidí por mi cuenta llegar a tu país.
Ya
empezaban a mirar los demás y ella al darse cuenta decide acabar ante mis
torpes respuestas la conversa:
— Eso creer tú Surantarctic,
pero todos sabemos que eres tú el que has huido de tú país, solo te escudas en
que sirves en la milicia.
— ¿Y quiénes son "todos sabemos"?
Una
de las naves de carga hacía su ingreso al sector lanzando ese sonido violento y
fuerte que impedía escuchar, mientras en tierra las naves de apoyo se preparan
para cualquier eventualidad, aunque esta no trae ciudadanos solo carga. Es que
esas naves de aquella generación eran propensas a los contratiempos motrices.
El
fuerte viento que provocan sus motores al carretear hacia su aparcamiento
distrae a todos, a mi, a ella.
— Señor, debemos volver a la torre, la última
llegarán en cuatro horas –expresa
el asistente Teave, un antártico apodado el Albatros nacido y criado en
esa zona de colonos.
— Muy bien Albatros y prepare a la
señorita Sylvana para transportarla a su lugar.
— No se preocupe "señor XXXXX"
(haciendo un gesto arrogante) mañana estaré en su oficina para dejarle mi
reporte del trabajo.
— Si, está bien señorita Sylvana, mucho le
agradecemos su ayuda. Increíble hable
tan bien nuestro idioma –Trataba de ser burlista con ella, pero me
comporto como estúpido.
— Buenas noches oficial XXXXX.
— Buenas
noches señorita Sylvana –Y me retiro
algo ofuscado. Ahora otra mujer empieza a absorber y querer dominarme. Bastaba
y sobraba con ella, la miserable que está en mi lejana tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario