Aquella semana en que
nos licenciaron de este miserable (pero a la vez inolvidable) curso básico de
entrenamiento para acceder a la milicia, parece que había crecido, no lo sé,
talvez ustedes lectores podrán saberlo mejor que yo, ya que uno es incapaz de
evaluarse en la vida. Solo expongo los hechos, pero inferir sus consecuencias
en nuestras vidas me es difícil.
Aquel día nos
entregaban la membresía y el arma
Milashka y su
familia estaban ahí, las familias de otros, pero yo carecía de familia. . .,
dejo estos puntos suspensivos porque para aquellos agorafóbicos nos es muy
triste vivir sin el apoyo de tu familia y Mystysiva era mi familia toda, pero
aquel día me advirtió que no podría estar conmigo en esos momentos. Se siente
uno muy mal en estos eventos festivos estar sin que alguien te entregue un
abrazo, un apretón de mano o un saludo y te diga “Hijo, hermano, amigo, etc.,
¡te felicito, has aprobado!”. Pero estaba aislado de familia. Solo tenía a mi
abuela internada en un lejano lugar, a mis primos y con ellos nunca mas había
compartido ni siquiera mediante la red. Al miserable aquel tío y su mujer no
los cuento, ellos eran mis enemigos.
Si al menos
abuela o mi tío del sur hubieran estado aquí.
Así me encontraba
solo, pero habían otros cinco reclutas en las mismas condiciones mías e
instintivamente nos reunimos y conversábamos. Para nosotros solo habría un
oficial que nos entregaría estos símbolos, pero es lo mismo: todos te miraban
como alguien que no tenía a nadie.
Fue cuando se
acercaron Milashka y esa dulce paloma llamada Ámbar, quienes se dirigieron al
oficial que debía entregarme los símbolos y algo hablaron con él.
Entendí lo que
sucedería.
Cuando las salvas
estroboscópicas azuzaron el aire con su iracundo sonido, al frente mío estaba
Ámbar.
Vestía una blusa
negra, la falda era color similar, pero fluorescencia de holografía emanaba y
le daban ese toque místico, esa sensación de haber visto una persona similar,
años, siglos antes, no solo en algún sueño de esos que acostumbro padecer.
Me sentí agitado,
no acostumbro llorar, pero algo me hacía sentirme emocionado.
Los demás miraban
hacia mi lugar.
La juvenil Ámbar
era toda una diosa a pesar de su aspecto tan juvenil. Era muy llamativa y por
primera vez noté lo que el resto de los humanos veían: una hermosa niña que al
crecer se convertiría en una ardorosa, impresionante mujer, con una belleza
fina y suave.
No sé qué
sucedió, pero solo puso su brazo con el mío y como era la costumbre entre
novios, me acercó una de esas hermosas flores luminiscentes que llevaba en su
cinta, pero esto se hacía para los esposos, novios, amigos queridos, parejas o
algún familiar cercano, como un hermano. Como no departía con la sociedad,
entonces estos gestos no los entendía y pensé que me estaba permitido por ser
¿amigo suyo? Pero no le era y este gesto es demasiado para un desconocido que
solo era compañero de su hermana.
¿Acaso desde ese
momento era su prometido?
No importa,
viniendo de una linda chica de cabellos castaños acepté y elegí la de color
rojo, que me trae recuerdos de aquel rosal que plantara hacia años en casa de
mis abuelos.
— Están aquí para
servir a sus familias, a sus conciudadanos, a su cuerpo mismo, al planeta
entero. . . Ahora sus almas estarán por siempre unidas a sus hermanas y
hermanos y por ello cuando arrecien las vicisitudes de la vida no olviden
soldados estos momentos y recuerden que con esa membresía y su arma protegerán
nuestra bendita sociedad.
Ámbar solo me
miraba, los demás la miraban a ella, todos la miraban, muchos miraban con
envidia como una fascinante niña y futura diosa se rebajaba a entregarle sus dones
a un desconocido y simple aspirante.
¡Qué linda
estaba!
Nunca me había
fijado, la veía como una niña, pero ahora parecía que algo dentro de ella fluía
hacia afuera demostrando su fuerza, era la voluntad de la edad en que comienzas
a ser inmortal. Eras el encanto de la vida misma.
Las melodías impregnaban
el ambiente y las descargas se detuvieron hasta que una impresionante elevadora
hacía su entrada a un kilómetro lanzando ese fuerte estruendo al descender.
Era un espectáculo
impresionantemente emotivo. Los edecanes entregaban la membresía y el arma a tu
familiar y a la señal del general estos se acercan. Ámbar se la notaba muy
emocionada, entre sonrisa y llanto me arengaba:
—Soldado Xxxxxxxx
Xxxxx, te entrego esta membresía y tu arma. Debes cuidar nuestra tierra, nuestra
gente, serás mi hermano quien me proteja. Tu vida servirá para mi protección. Y
tú estarás conmigo por la eternidad.
Tomé los objetos
y ella extrajo la rosa roja de su cinto y la puso suavemente en el soporte de
mi casco.
No encontraba
palabras que decir qué decir y unas lágrimas cayeron de aquella carita de niña
aun, quise tomarla para darle un beso,
pero no era correcto, lo hice, tomé membresía, el arma y la besaba. Ella
respondía como si fuera su futuro esposo.
Sentía la presión
de Ámbar sobre mi lado derecho ya que ahora me tomaba del brazo mientras aun
mantenía mis manos con el arma y la membresía además la rosa roja en mi casco.
Otros se olvidaban
de sus "padrinos" y veían esta emocionante escena con esa niña-diosa
de 15 años.
De repente una
suave brisa de algún lugar de la cordillera enfrió el aire de aquel mediodía y
la figura delante de mí terminó su discurso con un: "Toma tus armas
XXXXXXX y nunca olvides que tú serás el protector de tus hermanos y deberás
cuidarme a mí por el resto de la existencia en este vida”.
Pero en vez de
colocar su mano en mi frente se acercó y me dio un beso, luego el gesto en la
frente. Eso solo se reservaba a los novios o esposos, nunca para alguien sin
compromiso.
Alcancé a
escuchar la algarabía de todos, era emocionante, nunca me había sentido así.
Algo estaba sucediendo en mi mente ¿o en mi alma?
Las emociones
eran nuevas, no conocía aquello. ¿Era una linda niña o una diosa aquella
chiquilla de inocente faz y elegante silueta?
Solo sé que la
abracé y no sé cuanto duró el abrazo, pero sollocé y ella igual. Sentía
aquellos besos que me daba en la cara, al principio parecían como los de
Mystysiva, pero algunos los sentí mas intensos, con una sensación de pasión
virginal y humana. Como si fuera su primera vez al besar efusivamente en los
labios.
—Bien cadetes,
ahora a prepararnos para la reunión de despedidas.
Comenzaron a
rodearnos otras personas, estaba un compañero y sus padres, otra compañera con
su futuro esposo.
Por supuesto Milashka
y la mamá de Antártico quien la apadrinó representando a este.
Algo me decía mi
madrina Ámbar, se la veía alegre, lloraba de emoción. Parece que ella estaba
mas emocionada que mí.
Algunos
compañeros se acercaron (hipócritamente) a felicitarme, es que esperaban ver
mas de cerca a mi Ámbar.
Nos felicitábamos
y habíamos olvidado al maldito capi-capo; yo nunca.
Milashka y su
habitual carácter me impuso que debería ir con ella a la fiesta en su casa y lo
mismo me indicaba la pluma de lindos ojos negros y cabellera castaña. Me
trataban como si pronto fuera a ser parte de su familia.
Habría
transcurrido una media hora de ese emotivo ritual y ahora nos preparábamos para
dirigirnos a los vehículos.
Creía que
Mystysiva estaría con su familia, ya que me advirtió que este día no estaría
presente debido a su situación de casada.
Pero una mezcla
de alegría y miedo (¿miedo a qué?) me adviene cuando veo el vehículo de ella
estacionarse a lo lejos.
El encanto de mis
ojos ha llegado, aquí todo lo demás se esfumó.
Perdí la noción
de lo que soy y solo esa sensación infantil romántica, torpe se apoderó de mí:
era Mystysiva ataviada con un hermoso traje falda azul, con esos coquetos
sombreros, el suyo de "zarina".
Su mirada
hermosa, con esos ojos claros terminaron dominando mi mente y solté la cintura
de Ámbar y la rosa roja que momentos antes recibiera.
Solo recuerdo que
algo me decía Milashka, y luego se dirigía donde ella a decirle que su
compañero estaba invitado para ir con ellos, pero noté que la mirada de
Mystysivita ni siquiera notaba a Milashka, solo miraba a la angelical Ámbar que
debido a su edad y carácter suave no podía ni levantar los ojos ante la leona
–Xxxxxxxo, vamos.
–Espera un
momento Xxxxxxxxx ¿así te llamas, verdad? –mi cadete camarada ironizaba sus
palabras– él irá con nosotros a la fiesta en MI casa –Milashka era de carácter
fuerte, pero mi zarina era del mismo temple y al conocerla ya me advertía del
desagrado por esta compañera.
–¡Mira intrusa,
ya me tienes cansada, has estado siendo la alcahuete
(chismosa) de mi novio con esa zorra impúber de tu hermana!
Aquí algo pasó,
ya no recuerdo, creo que Milashka intentó darle una bofetada, pero Mystysiva
era mas ágil y la cara izquierda de Milashka quedó enrojecida, además
atemorizada ante esa voz algo diferente y fuerte de mi amor. Otros se
percataron de los sucedido.
Yo como un
cobarde no estaba acostumbrado a este tipo de situaciones, siempre dependí de
mis abuelos y vivía lejos del mundo real hasta hacía menos de tres años y en
este entrenamiento militar mi fuerza era Mystysiva y no podía evitar su poder
de dominio.
–¡Cadete Xxxx
debes ir con nosotros! Lo has prometido –la voz era de Milashka mientras su
mano secaba la sangre producida en su cara por la pequeña diestra de Mystysiva.
–Xxxxxxx ¿esta
estúpida es tu "dueña"? –dirigiendo su mirada a mi compañera de la
milicia.
–Tú no hables de
dueña ya tienes un dueño mujer inmoral –Milashka moralista vocifera.
Ya otros sabían
la historia de que ella era casada y si agregamos que mi aspecto infantil (en
verdad tenía 28, aunque representaba 16) provocaba la sensación de que ella, mi
amor era algo mayor en edad y por ende una zorra, golfa, traicionera, suelta y
todos esos epítetos que imaginen.
Pero a un ser
como ella, y digo un “ser", como si hubiera otro dentro de ella, es porque
así sucedía, no era fácilmente intimidada por lo que dijeran los demás.
Las palabras
aumentaron de tono y se acercaron los padres de Milashka, otra gente que no
recuerdo, algunos compañeros mas que algo me hablaban.
–Compañero Xxxxa,
ella es casada, no te conviene –balbuceaban en baja voz estos decorosos
estúpidos.
–Ámbar es bonita
–escuchaba de otro.
Pero solo hubo
una persona que noté Mystysiva le bajó la guardia: era la abuela paterna de
Milashka, quien la miraba fijamente a los ojos, sin decir palabra, alguna razón
nunca aclarada por Mystysiva hizo que ella no se atreviera a hablarle.
–Decide Xxxxxo
–ahora como otras veces astutamente usaba mi diminutivo para
"ayudarme" a elegir.
Mi mente solo
comenzó a rememorar hechos.
¿Qué habría
sucedido en mi vida si nunca hubiera accedido a esa página donde encontré sus
fotos aquel verano de hace siete años? ¿Acaso estaría ahora aquí? ¿No fue ella
la que me impulsó a salir de esa mierda de vida de encierro como un
agorafóbico? Ella era mi amor y le pertenecía, aunque jamás llegué a conocer
bien a ese ángel poseído por un demonio.
El solo pensar en
ella mientras escribo esto, a medio siglo de aquella época, me emociono y solo
sé que aun estoy enamorado de aquella guapa joven, que para mí será la imagen
que conservaré toda mi vida.
No sé si sería
del demonio o ella, la hermosa dama que para mí será siempre mi linda
Mystysiva. Al evocar su nombre es como si fuera una DIOSA, es terrible decirlo,
pero ella fue y es mi verdadera idolatría, mi religión.
Si ahora que
estoy anciano aun siento su amor a pesar de los años y las experiencias de
vida, imaginen en aquella época cuando además ella era mi sostén emocional.
–Me voy con
Mystysiva. Lo siento Ámbar, pero acá está mi compañera, mi, mi. . . –no sabía
nada mas que decir y solo seguirla a donde fuera, ni siquiera podía mirar a la
dulce lolita de hermosa cabellera castaña.
Escuchaba los
miserables cuchicheos: "pero es casada”, “pobre niño”, “que zorra debe
ser”, “y el marido de ella ¿dónde está?”, “claro que debe saber, pero los tiene
dominados a los dos”, “estas mujeres son una plaga” y un largo etcétera de
pensamientos en voz alta.
La tensión iba en
aumento y no estaba acostumbrado a estos hechos bochornosos, parecía que a
Mystysiva no le incomodaban, es mas se me dio la idea de que ella los desafiaba
a todos, a todo el mundo.
Subí al vehículo,
que ahora conducía Mystysiva y nos alejamos de allí. Solo volví al otro día a
retirar mis cosas y alejarme de aquel lugar que tanto odié por casi un año,
pero ahora sentía hasta melancolía al irme. Allí conocí a mis amigos Antártico
y Alfen. En esa zona murieron. Hasta por el maldito sentí algo de tristeza; y
es que el conocer a alguien, aunque te haya hecho daño, sientes tristeza al
saber que no volverán no solo a verlos, además los momentos compartidos con
todos aquellos que conocisteis.
Por eso cuando se es joven evitar vivir de malas
relaciones unos con otros, es mejor soportarse y verán como al final los
recuerdos serán mejores, serán como una medicina para la vejez ya que no
habrían en ellos conflictos no solucionados, como sí sucede en mi caso que a
pesar de los años aun mi vida siente esos vacíos existenciales. Incluso esa
falta de caridad por otros.