Aquella mañana ingresé a la sección administrativa
para evaluar mi solicitud ya que no me aceptaron como tripulante de elevadoras
en las diversas ramas de la milicia, así que intenté nuevamente por si ahora me
aprobaban, pero mi baja estatura era mi debilidad.
–Veamos cadete, usted insiste en ser tripulante de
elevadoras.
–Quiero ser artillero o mecánico en una elevadora, o lo
que sea.
–Ya veo, usted anhela volar en las elevadoras -con una
sonrisa de aquel que es tripulante de estas naves y que sabe que a los jóvenes
nos fascinaban esas funciones.
–Sí señor, son el futuro.
–Pero usted debe comprender que físicamente, bueno, no
estoy diciendo que su baja estatura le impida ser destinado a una elevadora
-muy cordial, pero torpemente trataba de justificar que en la milicia y mas aun
los "privilegiados" tripulantes de elevadoras detestan a la gente
baja-, pero debe tener otras aptitudes como una muy buena salud y ya que usted
sufrió asma, entonces puede ser mas apropiado que se prepare un par de años mas
en entrenamientos diferenciales ya que. . . .
Y el blá, blá, blá
continuaba con este individuo.
“¡Solo es basura! ¡Estoy
harto de tantas objeciones de miserables babosos como ustedes que no me dejan
ser tripulante de una elevadora!” –así con ese pensamiento me sentía en esta
burocrática oficina.
–Además en esas naves su rango será de sargento o cabo,
mientras que en administraciones, comunicaciones, inteligencia, SAT sería
oficial, posee muy buenas calificaciones para ello.
–Sé todo eso, pero
aun así pido ingresar como aspirante a tripulación de elevadoras.
–¿Está seguro de eso?
–Sí señor, me gustan las naves aéreas.
–¿Sabe mi amigo? Le daré dos meses mas de descanso si
decide por la marina ¿qué le parece? Y con su capacidad seguro aprueba el curso
de oficiales, estoy seguro.
–Ya estoy decidido señor y quiero la elevadoras y mi
bajo rango.
–Muy bien, entonces será destinado a entrenamiento para
personal de esas naves y solo tendrá un mes descansando ¡Ah!, pero será
aspirante en la sección de la marina. Lo cupos en el Ejército y el arma aérea
ya no quedan.
–¿La marina?
–Si cadete, en la marina con las nuevas naves que están
siendo construidas para ellos.
–Gracias señor –estoy feliz, sí me sentía.
Si hubiera tenido mas edad
habría dudado de esta "oferta" como tripulante de esas naves porque
aquellas épocas la marina carecía de gente como tripulación para las naves de
superficie y submarinas, ya que la mayor parte del personal lo absorbía la
infantería de marina y el personal adjunto a ellos, así que una forma "ingeniosa"
de traer personal era esta tentadora oferta de prepararte para tripular una
elevadora, pero posteriormente te destinaban a las otras naves. Y eso sucedió
en mi caso, pero además no imaginaba que detrás de esta destinación estaba
ella, mi grande amor que odiaba fuera tripulante de cualquier nave aérea de
alto vuelo.
Debido al incidente de
ella con Milashka no volví a recibir comunicación con nadie de esa familia,
alguien me dijo que a Ámbar le habían prohibido invitarme a cualquier lugar o
evento, no querían nada conmigo.
En esos días ya me pagaban
un sueldo en créditos que para un soltero era un milagro, imaginad que de ser
un pobre mantenido por mis abuelos y después terminar en un clínica pagada por
el Estado, al mes de egresar como cadete de instrucción primaria ya me pagaban
como si fuera un soldado activo. Pero estos métodos eran necesarios para atraer
a mas jóvenes (y no tan jóvenes) y mantenerlos con la moral bien puesta en la
guerra y su futuro económico claro está. Por ello arrendé por primera vez en mi
vida una pequeña casa solo ya que no me acostumbraba a vivir en hostales,
hoteles o lugares menos privados. Era antigua, talvez unos 70 años. Incluso
esta casa carecía muchos adelantos. El acceso a la red aun usaba cable ¡UN
VIEJO CABLE de fibra óptica! Dos pisos, un baño, cocina, estar abajo y una sola
habitación arriba. No sé porqué estas casas antiguas me atraían tanto, mas que
la modernas.
Un día hice un viaje al
Norte a ver a mi antigua amiga Berny (alias Teendi) ya que a ella le había
entregado unos maceteros que contenían unas plantitas que cuidaba junto a mis
abuelos. Ya no me quedaban cosas de ellos porque aquel sinvergüenza tío extrajo
de casa de mis abuelos todo lo que pudo y lo vendió. Ni siquiera recuerdos
personales me dejó. Parecía que lo hizo adrede él y su perra mujer. Pero esta
amiga dejó hacía meses de comunicarse y en la casa que habitara otra gente
vivía. Pero al menos traje 2 maceteros que instalé en mi nueva vivienda.
¿Y qué importan unos
estúpidos maceteros con plantas? Que me traen recuerdos de mis abuelos y mis
padres, porque uno de ellos fue plantado por mis progenitores, a quienes no
conocí.
Esa misma noche recibí la
imprevista visita de Mystysiva y me extrañó porque la esperaba semana siguiente.
–¡Xxxxxx qué hicisteis!
–¿Hacer qué?
–Te habían destinado como oficial ¡y tú decidisteis
elegir un rango de soldado!
–Pero Mysty: ¡es una nave elevadora! ¿no entiendes lo
mucho que me gustan esas máquinas?
–¡No me agrada eso! Además ellos siempre están en el
extranjero.
–Y ¿cómo sabes lo que elegí? Aun no te lo he dicho.
–Todo lo sé amor mío -mientras esa mirada fija y que me
producía miedo me auscultaba mis emociones.
Como otras veces para
evitar discutir con ella empecé a besarla y acariciarle sus partes íntimas, en
esto fui un experto, pero noté su frialdad, ella no quería sexo en esos
momentos.
Me tendí a su lado y ella
callada, noté que empezaba a caer lágrimas de su ojos. Era muy extraño esto
porque Mystysiva no era de llorar, si ella quería algo de mí solo me lo imponía
y yo obedecía como un cordero.
–¿Por qué te gustan tanto esas naves? No sería mejor
que fueras de esas secciones donde serás oficial en vez de un rango inferior.
No contestaba, pero besaba
sus lágrimas.
–¿Amor no te gustaría la política? Sabes que como oficial
podrías llegar mas lejos, en diez años podrías ser incluso coronel o esos
rangos que se usan, ¿te gustaría Amor mío?
Nuevamente ella auscultaba
mi corazón, mi mente, emociones, mis ocultos sentimientos.
–Si fuera oficial igual podrían enviarme a zona de
guerra y ya vez cono mueren mas en las campañas por tierra que siendo
tripulantes de elevadoras.
–No mi amor, estoy segurísima que nada te pasará en
tierra ni en el agua, pero si vas en el
aire. . .
–¿Y por qué habría sucederme algo en el aire? A ver
dímelo tú la sabia.
–Ahí mi santo Patricio no podría ayudarte.
–Ha, ha,haaa, Mystysivitassss y tu santitoossss.
–No te burles Amor, ya debes intuir que sin mi quizás dónde estarías.
Aquí mi risa acabó y entendí
una realidad: ella era mi razón de vivir.
–¡Pero Mystysiva a mí me fascinan las elevadoras! ¿cómo no puedes entender
esto?
-¡No, no entiendo, no entiendo esos pensamientos estúpidos tuyos! ¿Aceptar
un rango bajo solo por el gusto de ser tripulante en una de esas naves aéreas?
Al darse cuenta de mi
obstinación calló. Se quedó mirándome fijamente con esa deliciosa, pero
aterradora mirada, como si sus ojos fueran solo una ventana para otro ser
dentro de ella.
–Siempre te gustó el aire, siempre el aire, nunca la tierra -con un ademán
inquisitivo y aquella voz algo diferente.
–¿Que dices Mysty? -mientras la miraba fijamente y mi ojos se estremecían
al ver esa mirada terriblemente fuerte, pero hermosa.
–¿Qué me dices Mysty, amor mío?
–Que te ha gustado siempre el aire mas que la tierra.
Hizo una larga pausa y
agregó:
–Nosotros debemos vivir sobre la tierra, ese es nuestro destino, no el aire
-como si hubiera sido descubierta en algo.
–Sip, pero así nací con ese gusto por las alturas.
–¡NO, NO nacisteis así! ¿No entiendes? Pero es hora de cambiar Xxxxxxx
–Nopesss Mystysivitasss.
–Es que tu debesss evitar el airesss.
–¿Por qué?
–¡Porque ese gusto por las alturas te destruyó!
–Destruirme ¿de qué hablas? Tú siempre con esos enigmas esotéricos
Mystysivitasss.
Ahora me colgaba
tiernamente los brazos al cuello y como si hubiera sido su hijo me abrazaba:
–Es que tú en otras vidas fuisteis otra persona
–Sí, sí ya me has dicho esas leseras
(estupideces) ¡Cuánta credulidad en eso!
Mientras conversaba de
repente miradas de reojo hacia mí, como enojada de que no me diera cuenta de
algo ¿de qué? ¿De sus desvaríos esotéricos sobre supuestas vidas pasadas? ¿Y
dónde descubrió eso? ¿Estudiando el tarot?
Así en mi inocente mente
pensaba que ella era una ilusa, pero lamentablemente su conocimiento no
provenía del tarot, mas bien de algo muy adentro suyo, ese espíritu que albergó
desde su nacimiento.
Fui preparado durante otro
año para sección de artillería, electrónica en una nave elevadora, pero
lamentablemente el destino me fue adverso y al terminar mi entrenamiento
terminé destinado a otro año para mas entrenamiento en logística, pero egresé
con un rango de oficial, aunque en
tierra, en secciones de avituallamiento, control de SAT (esto me agradaba), es
decir aquello que Mystysiva quería. Tenerme en casa. A reguardo del malvado
“exterior”.
Al final pensaba que ella
habría tenido que ver con esas destinaciones lejos de aquellas naves aéreas de
alta cota que tanto anhelaba tripular.
Pero no aceptaba esa idea.
¡NACÍ
PARA TRIPULAR UNA DE ESAS NAVES!
¡SOY DUEÑO
DE MI DESTINO!
Pero el
destino era quien me controlaba.