Aquel día se despliegan unas naves
de las tan nombradas en mi historia; era la visita de un general con alto rango
cuya misión era darles ánimos, aumentar nuestra autoestima y orientar mas a los
nuevos soldados en la vida militar, sobre todo que la mayoría les tocaría ir
directamente a las zonas ocupadas al adversario, incluso otros deberían
soportar la guerra misma, ya que en esas fechas aun no obteníamos el control
total contra el enemigo. Estaba acompañado de mas personal, incluyendo
psicólogos, terapeutas, asesores y los infaltables religiosos oportunistas de
siempre. Esos que animan a los seres humanos a matarse en nombre de sus
"dioses". Esa semana no hubo entrenamientos físicos, ni de armas,
vehículos, ni nada, solo el habitual horario de levantarnos y asistir a estas
charlas, especialmente la mas importante era con el encargado de . . .la
situación laboral, es decir preguntábamos cuánto nos pagarían, y detalles como
si moríamos o fuéramos heridos a quien dejarle nuestras créditos, quién se
haría cargo de nosotros, etcétera.
En mi caso solo conocía a una amiga
y esta ya ni se comunicaba conmigo, era Trendy aquella norteña donde se mira el
cielo y se ve lo hermoso que debe ser el exterior deste planeta mal habido.
Pero ¿Y Mystysiva? Era imposible por
ser ella casada. Así que opté por preparar mi documentación para ser atendido
(en caso me llegara a suceder algo terrible) por una institución de asistencia
social relacionada con la misma a la cual me enviaron aquellos días en que me
sacaban de la postración de mi encierro en casa.
Pensé en mis dos primos, pero
¿querrían ellos atender a quién les quitó a sus padres?
En un memorable y muy emocionante
discurso (al menos para nosotros) este famoso general (y futuro político), de
edad avejentada, pero aspecto jovial nos declamaba frases como estas:
—"Ustedes reclutas deberán
prepararse para el servicio al exterior, ya ven como nuestras naciones
necesitan de Ustedes, necesitamos de sus servicios, así como yo, mi familia y
el mas pequeño e inseguro ser, incluyendo al postrado, los inválidos y los
indigentes de nuestras patrias, necesitamos de Ustedes porque vosotros seréis
los que nos traeréis lo que es nuestro y haréis que en cien años mas nos
sintamos orgullosossss de nosotrosss mismosss" aquí usaba la expresión
propia de nuestra joven generación que ya iniciaba a modular el idioma
alargando las palabras.
—"Servimos a nuestros hogares,
nuestras patrias para el desarrollo geopolítico de la Alianza; deberán ser
fuertes. Sé que vendrán días terribles, aun son jóvenes y así como irán
creciendo, madurando en edad, en vivencias personales, también los harán en su
servicio como ciudadanos honestos y valerosos, pero así como en la vida nunca
nos resultarán todas nuestros sueños, en su servicio militar al país habrá momentos
de debilidad , desaciertos, actitudes incluso de cobardía , pero deberán
superarlas. Cuando uno caiga, el otro lo levantará, la camaradería es nuestra
verdadera fe y con ella —aquí hizo una pausa ya que él como ateo, pero astuto
político al fin debía recordarlo— y Dios deberemos comportarnos firmesss y
honestosss hasta el fin."
—"Al final del día jamás dejen
una tarea inconclusa. Sea cual sea el resultado de esta, deberán cumplirla y
cuando esta acabe piensen en su tierra, en sus familias, en sus parejas, en
esas personas amadas a las cuales un día volverán y cuando lo hagan que sea con
la cabeza en alto, con el corazón íntegro y las manos de la voluntad de
carácter. Muchas gracias."
Esa mañana eran las 12 del día
cuando irrumpimos en aplausos ante las fuertemente sencillas, humildes palabras
de este general, nos causó mas emoción que las ramplonas, estúpidas, hasta
groseras frases del capi-capo y otros comandantes. Por eso, años mas tarde era
mi costumbre votar por él en las elecciones parlamentarias, claro que como era
ingenuo no sabía que él no sería el resto de su vida un HONESTO ciudadano, pues
terminó siendo un importante P.O.L.Í.T.I.C.O. . . .bueno, ya saben ustedes y
creo que en un siglo mas cuando lean mi historia entenderán lo que insinúo sobre
esta gente de poder en nuestras sociedades.
Los demás jefes, como el maldito
cerdo que ahora instalado en uno de los asientos principales, pero ahora en un
extraño y oscuro cuarto lugar, debía soportar con rabia el ser retirado del
primer lugar como jefe del campamento y es que el jefe de este no sería él
recordado con "cariño", ¡no que va! Este miserable ya lo detestábamos
ya que Antártico se había hecho muy respetado y querido por los demás, además
Milashka lo odiaba y ella era terrible de fuerte carácter, es mas, era
increíble como evitaba encontrarse con ella, ya que un enfrentamiento, en el
cual ella sería dada a retiro, pero él sería aun mas odiado por los demás y
Milashka sería la heroína por atreverse a desafiarlo, Algo que los demás,
incluso los varones "fuertes de carácter" no se atrevían.
Pero aunque esos días finales
llegaban a su fin y este arenga patriótica aunaban mis ganas de servir en la
fuerza militar, lamentablemente sabía mi destino: la evaluación, hecha por el
miserable ese, me dejaría fuera del servicio. Sería seguramente uno de los
pocos que no alcanzarían el estatus como capacitados para el servicio al
exterior y obviamente para tratar de llegar a ser tripulante de esas
naves. Así aquel día era triste para mí;
pareciera como si mi vida era una TRISTEZA diaria.
Durante meses hubimos de soportar
unos mas otros menos la tensión de este ambiente desagradable, al final incluso
se habían formado hasta grupos antagónicos y por supuesto su bestia del miedo:
ese era yo a quien tildaban de traer la "mala suerte", un estigma que
me seguiría hasta el final de mi vida en este trabajo.
Y mas encima entre el capi-capo y
los dos asistentes que intentaban hacerme el matonaje para que renunciara,
aunque mas bien me ayudaron ¿ayudarme? Sí porque me formaron un carácter mas
fuerte para con los demás.
Solo dos amigos había conocido y los
había perdido al mismo tiempo, sufrí la presión del maldito cerdo aquel que
ahora, aunque ya ni siquiera nos dirigía la palabra, sabía que aun ostentaba un
poder terrible: él incidiría en la redacción de las calificaciones de los
reclutas. Sabía que todos días sufridos en este campamento habían sido para
¡NADA! Al final solo terminaría con suerte en un cargo dentro del continente y
no sería destinado a ninguna función en el exterior, que me permitiera acceder
a esa gran cantidad de créditos que harían de mí un ciudadano con una
estabilidad económica que me permitiera ir a la universidad a estudiar lo que
tanto anhelaba.
Al terminar solo Milashka se acercó
a conversar ¡Ah! si, además una compañera y con las orejas abiertas
discretamente escuchando uno de los malditos soplones del capi-capo.
Esa tarde un compañero me indica que
mañana debíamos presentarnos ante el capi-capo y ya esperaba el desenlace,
seguramente me increparía, se burlaría de mi y me indicaría la mala evaluación
de mi cómo recluta. Sería su venganza del maldito ese.
Pero nunca llegaría esa entrevista.
Al salir del recinto de la cena,
algo atontado estaba, es que nos habían permitido beber vino.
Ya oscureciendo y caminaba hacia
nuestras lugares para dormir acompañado
por otro compañero, distante unos 200 mt. cuando una pequeña nave elevadora
pasó y volvimos la vista, al mirar hacia
el cielo notaba las estrellas y la oscuridad de la noche hacia el Oeste, hacia
el fondo otros módulos de habitaciones y al centro las instalaciones de los
jefes y oficiales. El acompañante me indicó algo extraño, algo que me hizo
recordar la casa donde vivía con mi abuela: aquella especie de neblina negra,
que discretamente se abatía sobre ese recinto donde habitaba el capi-capo.
Activamos nuestras cámaras para un acercamiento, pero mas tarde no aparecía esa
neblina en las grabaciones. Alguien nos llamó,
—¡Ey cadetes! ingresen ya, mira que
debemos acostarnos temprano porque mañana entrevista personal con el capi-capo.
Pero el día siguiente nunca llegó
para el jefe y esa tarde sucedió lo increíble. Era una mañana de viernes.
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