–¡Vengan acá y vean a este veterano, mil batallas y vencedor! –el
vozarrón era muy fuerte y parecía como si hubiese consumido drogas o alcohol y
esgrimiendo un arma de ataque láser, de las pesadas.
–Espere
señor, debe dejar esa arma en la armería -expresábale el sargento atemorizado
de que el maldito jefe la usara contra los demás, pero este solo balbuceaba
frases difíciles de entender.
–Algo
me sucede, no puedo controlarme, hijos por favor ayudarme -el cerdo ahora pedía
ayuda, pero media docena de nosotros no hicimos nada. Estábamos felices de lo
que sucedía, aunque no comprendiéramos por qué esa actitud estúpida del jefe.
Seguro estaba ebrio o drogado, y es que al ver sus ojos desorbitados era la mas obvio de pensar.
–¡Recluta
Xxxxx, rápido anda a buscar a los enfermeros!
–¡Inmediatamente
Sargento!
Salí
corriendo apresuradamente, esperando volver para ver el desenlace de ese feliz
acontecimiento donde el bruto abusador terminaba su carrera militar. Al
regresar con personal de enfermería, otros soldados y un comandante, el
miserable estaba sentado y había disparado alguna carga, felizmente solo al
aire. Continuaba balbuceando frases inentendibles para los demás:
–Ayúdenme,
por piedad siento que no me controlo, "Siento que me mataré",
"El ser me persigue". "Por piedad ayúdenme o moriré hoy!".
Era
repugnante ver al tipo semidesnudo, armado y con una cara de insano que lo
delataba como un drogado.
–Espere
nuestro gran capitán, de mil batallas, quisiera darme esa arma -era el
enfermero de mayor rango y un gran psicólogo de las palabras.
–No
puedo, no puedo dejar el arma.
–¿Pero
porqué?-mientras trataba de acercarse.
–No
puedo, él me controla, él. . ., por piedad llamen a mi esposa, mi hijas díganle
que las amo –balbuceaba frases que no entendíamos, pero esas eran el obvio
sentido de sus pensamientos.
–Mi
capitán espere, no se mueva, tranquilo y deje que nos acercáremos –enfermero,
el sargento y otro oficial que intentaban evitar la crónica de un suicido
anunciada.
Aquellos
momentos algo dentro de mi hacía que me sintiera feliz por lo que le sucedía;
nunca había visto en vivo la muerte de un ser humano y una extraña y macabra
sensación de felicidad pasó por mi mente y mi alma.
Pero
como si volviera a la cordura este sentose en el suelo y bajó el arma, como si
un gran cansancio mental estuviera retirándose y dando lugar a otro físico, en
el cual estaba apto para ser cogido por los demás y evitado su destino.
En
eso no sé por qué levanté mi vista hacia la sección ocupada por este miserable
y veo aquella especie de neblina oscura; me quedé pasmado mirándola ya que
pareciera verla solo yo, mientras el miserable parecía entrar en razón y
aprovechando esta circunstancia el juicioso enfermero mayor le alargaba un vaso
con agua (y somnífero)
–Acepte
esto mi buen comandante –mientras le entregaba el vaso.
–¿Qué
sucedió enfermero?
–Nada
comandante –mientras astutamente sentábase al lado derecho donde portaba el
arma cargada con carga letal– solo una locura fugaz, nos sucede a todos.
Por
fin había recobrado la normalidad y sus ojos parecían vueltos a ser los mismos.
El
acompañante ya alargaba su mano para retirarle el arma, pero algo sucedió, tan
rápido fue que no me acuerdo, de repente sus ojos volvieron a ser blancos y al
darse cuenta de la intención de los demás, especialmente el enfermero, con la
izquierda lo tomó por el cuello lanzándolo a unos cuatro metros, con una fuerza
impresionante, parecía un muñeco el alto asistente de un metro ochenta.
Luego
se irguió, dio vuelta como mirándonos a todos y el zumbido terrible. . . luego
terminó todo. El disparo fue tan brutal que provocó una explosión del cráneo.
Partes de su cerebro cayeron sobre los mas cercanos. El infeliz se descargó el
arma sobre su cien derecha, algo extraño porque este tipo de arma era pesada
para ser usada solo por una mano, se necesitaban las dos, además la empuñó con
la derecha siendo que era absolutamente zurdo.
-¡Llamen
a los fiscales, rápido!
-¿Cómo
le diremos a sus hijos esto? -lloraba el sargento ingenuo.
Así comenzaron las diligencias habituales para
este extraño suicidio. Y mas encima la autopsia reveló que no había probado
alcohol en 48 horas, y ninguna sustancia tipo droga fue detectada en su cuerpo.
Dijeron que pasó las últimas horas totalmente dormido y solo se levantó por una
hora para revisar evaluaciones de los cadetes y volviose a dormir. Solo
pensaron que era una psicosis oculta producida por tensiones durante su
servicio en la guerra. O tal vez porque prontamente sería sometido a juicio por
otra "mala actitud" cometido antes, tal vez solo se desequilibró,
pero ustedes lectores a estas alturas de mi relato ya saben quien estaba detrás
de esto.
Personalmente
sentía que algo anormal sucedió y por momentos mi corazón sentía que ella,
Mystysiva sabía la verdad, pero. . . mi mente también aprendió para
autoconvencerse con mentiras. Así me era mas cómodo. Además el cerdo ese
merecía morir así.
La
siguiente semana hubo que alargarlos en dos, pero a mi clase, por alguna extraña
razón los trataron muy bien los nuevos encargados. O tal vez porque ya habían
llegado las quejas del comportamiento lascivo de este "veterano"
violador y no querían nos sintiéramos defraudados y contáramos lo que sabíamos.
Cuando
me tocó el turno de concurrir ante el encargado de entregarme los exámenes no
creía lo que me decía.
–¿Cuán
deficiente han sido mis calificaciones?
–¿Deficiente
cadete Xxxxx? ¿No le avisó personalmente
de su informe?
–Es
que con esos problemas que hubo estuvimos muy conmocionados comandante.
–No
señor, sus calificaciones han sido muy buenas, vea –mientras la holografía
mostraba notas azules– incluso el mismo instructor lo calificó así. Usted
presenta estado aceptable para funciones, físicas y uso de armas, conducción de
vehículos, pero lo mejor está muy bien evaluado en matemáticas. Nos hacen falta
gente así en artillería, comunicaciones,
inteligencia, los SAT sobretodo. Y ahora cadete tiene un mes para descansar y
luego elegir donde será aceptado para su nuevo entrenamiento ya que deberá elegir entre alguna de las armas, le
recomiendo que sea la marina, porque nos falta personal para ser asignado en
naves sub y superficie.
–Bueno
mire aquí le entrego un dossier con su información total en el curso. Vaya a
descansar.
Al
regresar a mi habitáculo y revisar mi evaluación en mi presentador no podía
creerlo: el miserable había cambiado totalmente mi calificación solo 48 horas
antes de su muerte. Es decir aquellos días en los cual no salió y supuestamente
estaba dormido (según el informe del fiscal sobre su suicidio) agregó una
evaluación positiva de mi persona ¡no puedo creer esto!
A
estas alturas ya algo presentía: ¿será Mystysiva quien tendrá algo que ver?
Pero
¡Cómo! Qué hace ella para lograr que este individuo hiciera aquello horas antes
de su fallecimiento; talvez alguien muy importante cambió estas malas
evaluaciones del instructor y nadie se percató, pero ¿tantos familiares y/ó
amigos de poder tiene ella?
Además
es imposible porque en aquella época existía la tradición de escribir la
calificación final de un dossier a mano y con huella ADN, lo que hacía
imposible otra persona interviniera este asunto.
Y
por primera vez me dí cuenta que no conocía a sus padres, hermanos, esposo,
sabía de ellos, pero no eran personas en las altas esferas de poder que
tuvieran acceso a una intervención de mis calificaciones. Así mis cavilaciones.
Días
mas tarde al encontrarnos mi compañera estaba muy alegre, parecía querer
distraerme con su inmensa alegría, me encantaba cuando ella estaba así, sobre
todo a un tipo pesimista y malhumorado como quien relata esto, su forma fresca,
de ágil mente, influía en mi carácter haciéndolo mas dócil, pero no podía
evitar las preguntas:
–Mystysiva
–Dime amorrssss
–Qué hicistessss?
–A qué te refieres?
–Ya sabes que se mató ese
–¿Siii? ¡Qué terrible debe haber sido! –ni
siquiera ocultaba la despectiva ironía de la frase.
–Además –me costaba preguntarle lo demás–
–Qué sucede ahora amor míosss.
–Porqué en las evaluaciones tengo notas
excelentes.
–Pregúntaselo al individuo que te evaluó.
–Está muerto.
–¿Sí? ¡Que terrible ja, ja, ja!
Ante
mi horrorizada expresión de que una mujer se ríe de la muerte de otro
individuo, aunque haya sido un cerdo, ella reacciona.
–Xxxxxx no sea estúpido. Así es la vida.
¡Y sí! ¡Tengo un poder telequinético tremendo! ¡Puedo dominar las mentes de otros seres
humanos y poseerlos a mi voluntad para así hacerlos que hagan lo que no quieren
hacer como tu ahora que nos vamos a la casa y a la cama, rum, rum, rummmm!
Mientras
reía a voluntad, jalándome el cuello y me daba mordiscos en las orejas.
–Cuidado que pueden vernos.
–No importasss soy una vampirasss de
díasss ¡Rum, rum, rum! –mientras emitía esa especie de sonido muy entretenido
para mí
Y el “rum, rum, rum” me hechizaba.
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